Todo el mundo ha visto alguna vez una foto suya. Y seguro que con unas cuantas ha esbozado una sonrisa. Aunque posiblemente no es la descripción más canónica de Elliott Erwitt ni de su obra, sí condensa dos de los aspectos más representativos del trabajo realizado por este fotógrafo durante más de seis décadas de oficio.
Como él mismo contaba, aunque la mayoría de su trabajo era comercial también usaba la fotografía como una forma de coleccionar recuerdos y retratar sus aficiones. Su mirada curiosa, muchas veces irónica y repleta de humor eran uno de los sellos de la casa.
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