El Museo Agbar aúna pinturas y fotos con textos de autores como Monzó, Azúa, Espinosa y Nicanor Parra
El agua de una fuente, de un pozo, de un grifo o la del diluvio exterminador que llevó a Noé a construir su arca. Al fin y al cabo: agua. A lo largo de décadas, esta sustancia líquida ha sido un motivo recurrente para artistas y creadores. Desde los versos de Unamuno y “su agua de conformidad” hasta Juan Ramón Jiménez con su “pájaro del agua”. La exposición Agua, aguas, inaugurada ayer en el Museo Agbar de las Aguas de Cornellà del Llobregat, profundiza en esta tendencia hidráulico-poéticacon una muestra pluridisciplinar de pinturas y fotografías, que tienen como hilo conductor el agua, de autores como Pedro Madueño, Din Matamoro o María Rosa de Castro y escritores como Félix de Azúa, Albert Espinosa o Quim Monzó.
El agua, elemento maleable como pocos, adopta diferentes formas según el artista o escritor que la mire. La comisaria de la exposición, Sonia Hernández, remarcó que el proceso fue todo un “juego de creación”. Para ello, formaron “parejas de baile” —un artista plástico junto con un escritor— bajo consignas bien distintas, como “el agua en el origen de la vida”, “el agua desbordada” y “la ausencia del agua”. Quim Monzó cuenta la historia del niño que nunca vio el agua que comparte habitáculo con las figuras geométricas de Patricio Court que parecen rodeadas de arena. Mientras que Suso del Toro cuenta la vivencia de un anciano al borde de una fuente junto a las fotografías de haces de luces de color de Madueño. En otras obras, más minimalistas como la de Din Matamoro, el agua es casi imperceptible, solo un reflejo y en un gran óleo azul de Pepe Moll se evoca una gran piscina. La variedad está servida.
Junto a las obras de nueva creación, el poeta Andrés Sánchez Robayna ha seleccionado una serie de poemas del siglo pasado, de Miguel de Unamuno, Francisco Pino, Pedro Salinas o Rafael Alberti, entre muchos otros. Todos ellos aluden al agua en algún momento de su obra. Y como guinda de la exposición, Nicanor Parra, poeta chileno premio Cervantes 2011, presenta lo que él mismo ha bautizado comoHidropoemas de la niñita Josefa: sencillas poesías visuales, con caligrafía de crío pequeño, donde se muestra lo sencilla, pero a la vez profunda que puede ser el agua: “Todo empezó en un desierto llamado Sáhara/ que en el idioma patrio de la época quería decir Agua/ todo empezó en un desierto llamado Agua”.
Durante el acto de presentación el consejero de Cultura de la Generalitat, Ferran Mascarell, y el presidente de la Fundación Aguas, Ángel Simón, recordaron la importancia de “aportar una mirada humanista incluso en el marco de una institución que se dedica al suministro de agua”. Mascarell apostilló: “A veces hay que apartarse de la lógica de empresa”.
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