Se conocen desde hace más de cuatro décadas y comulgan
con los mismos principios fotográficos. Los dos son se definen como
documentalistas buscadores de seres humanos en cualquier parte del
mundo.
No son exactamente los mismos lugares ni están
realizadas en un mismo tiempo. Lo que tienen en común es la búsqueda de
lo que diferencia a una persona de otra. Pueden ser las manos, la
mirada, la manera de fumar un cigarrillo. Detalles personales en los que
no tiene cabida la impostura ni la manipulación. Es gente sorprendida
por la cámara, siempre analógica, de cualquiera de los estos dos
artistas amigos.
Bernard Plossu, más que feliz por el reconocimiento de
PhotoEspaña concedido por “su independencia al margen de la influencia
de los tiempos”, explica que siempre le ha interesado documentar el
tiempo a través de personajes únicos. Residente en París, pasa gran
parte de su tiempo en España, país que descubrió en la década de los
setenta. “España era entonces el país más vivo de toda Europa. Era el
lugar en el que había que estar. La calle estaba llena de vida que te
pedía que la retrataras”.
Fiel a sus cámaras de siempre, responde casi espantado
cuando se le pregunta si utiliza las digitales. “No. No. El solo hecho
de que puedas sacar 600 imágenes te da idea del disparate. No quiero más
de 36. Es un tema de disciplina profesional. El mundo digital sirve
para otras cosas, no para mí ni para lo que yo hago”.
Además del premio a Plossu, PhotoEspaña ha dado a conocer otros
galardones. Carlos Pérez Siquier, logra el Bartolomé Ros por su papel
como dinamizador de la fotografía española; Nancy Newberry, premio
descubrimiento, Manuel Zamora, premio OjodePez por los valores humanos
de su trabajo y mejores libros The little black Jacket, editado por Stedjl y Urbes mutantes (1941-2012), de RM-Toluca Ediciones.
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