Pero autorretratos de lo más peculiares. En todos ellos aparece Young Lee. Pero siempre distante, el elemento del escenario sobre el que orbita el resto de la composición. Rodeándola, una invasión ratonil enÚltima cena, orugas recién salidas de la crisálida en Cumpleaños, piezas gigantes de Lego en Jugador o las siluetas negras de los cuervos enPájaros negros. 26 “autorretratos oníricos” que expresan “momentos relevantes” de su vida. Momentos que la absorben entre uno y dos meses por escenografía.
Un elemento esencial en todas estas composiciones es el color. JeeYoung Lee elige un tono base muy fuerte en torno al cual gira toda la obra. Y piensa en lo que ese color suele despertar en el subconsciente del espectador para jugar contra esa expectativa: “El rojo simboliza un aviso, el peligro inminente. Pero en La pequeña mujer de las cerillas lo usé para mostrar la esperanza del personaje, su deseo de seguir creando”.
A pesar de tener un enfoque tan personal de su creación, Lee cree que Corea del Sur deja una huella muy profunda en cada composición: “Soy coreana y si estoy hablando de mí estoy hablando también de Corea. Es un proceso complicado. Yo influyo en mi cultura al usar tópicos visuales y sociales de puramente coreanos y luego mi cultura me influye a mí en cómo decido representarlos”.
La decisión de no usar el más mínimo retoque fotográfico es para Lee una exigencia inquebrantable. Estas manipulaciones de su estudio pretenden ser “un diario” de su vida, una vía para proyectar el mundo de la mente y las emociones en el real. “No tendría sentido crear estas ilusiones virtualmente”, afirma la artista de 30 años. “Se trata de llevar lo soñado al mundo de la vigilia. Pero de forma palpable, que se pueda tocar”.
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