Aspectos técnicos y configuración de la cámara
Lo primero que debes saber es que el
modo automático de tu réflex resultará inútil en esta clase de situaciones. ¿La
razón? Que el exceso de luz provocado por el reflejo de la blancura de la
nieve, la confunde y provoca que esta impida la entrada necesaria
con la intención de no quemar el resultado.
Balance de blancos
Uno de los imprescindibles antes de
empezar a disparar es realizar un correcto balance de blancos. De lo que
se trata es de decirle a la cámara cuál es el auténtico blanco, la verdadera temperatura
del color; un aspecto que dependerá tremendamente de la fuente de la luz.
Te recomendamos la configuración manual, que consiste en apuntar a un objeto
blanco a cierta distancia (un folio valdrá), ajustar la exposición y presionar
el botón correspondiente. Si no dispones del tiempo suficiente, una opción
válida -aunque no comparable- es la de activar esta opción para flash (balance
de blancos para flash). Los filtros también pueden ayudarte a reducir los tonos
azulados y grises que tienden a colarse en estas imágenes. Es cuestión de
probar.
Vigila la exposición
Uno de los aspectos más complicados de
la fotografía en la nieve es, precisamente, regular la exposición, cuya
configuración automática se ve confundida, como apuntábamos, por la luminosidad
de la nieve. Por fortuna podemos modificar, sobreexponiéndola uno
o dos saltos para compensar.
Otra posibilidad consiste en seleccionar
el modo de medición lumínica y realizar una que capte la
información de una zona nevada, y otra del cielo, sacando la media de ambas.
Lleva a cabo varias muestras antes de ponerte “en serio”. Un matiz: una
particular suele usar una exposición de 1/1000 s, f/8 a 200 ISO. Para los
retratos, asimismo, gasta el flash para compensar.
En el caso de las cámaras
compactas y móviles, no son pocos los gadgets que disponen de modos
específicos para capturar con nieve, aunque habitualmente se pierde el control
de otros aspectos y no merece la pena. Dispara en RAW para poder
editarla a posteriori.
Madruga
Aprovecha las primeras horas de la
mañana para llevar a cabo tus capturas. Como sabes, las condiciones lumínicas
de las que podemos disfrutar al principio del día (y también al final de la
tarde) son conocidas bajo el nombre de hora azul, unas características
que, en este caso y entre otros, reducirán las probabilidades de quemar
la foto.
Para las fotos en la nieve, asimismo, salir
temprano te brindará la posibilidad de encontrarte con superficies
todavía sin pisar, vírgenes. Si se te han pegado las sábanas, hazte con un
parasol de pantalla, muy útil cuando la luminosidad es extrema
Aprovecha los elementos
Y despídete de los espacios
abiertos vacíos. La idea es concentrar la atención en un punto determinado
de la composición; un elemento que destaque sobre la nívea superficie y que
dirija las miradas, estructurando el conjunto.
Un trineo, una hoja caída, la valla de
una granja, el contorno de la figura de un animal, la silueta de una persona.
serán de gran utilidad. Una tormenta de nieve, asimismo, captada
con una obturación lenta y el uso de un trípode también te proporcionará una
imagen maravillosa. En estos casos, deberás tener especial cuidado con el
flash, ya que de usarlo obtendrás una captura sembrada de pequeñas luces en
primera posición.
Respeta la regla de los tercios
Uno de los principios de
composición de fotografía de paisaje más básicos. En concreto consiste en organizar
la imagen en tres partes; dos de las cuales deben destinarse al espacio que
ocupa el suelo (en este caso, la nieve) y el tercero al cielo.
Emplea el horizonte como guía y sáltate la norma únicamente para
crear resultados distintos, de manera premeditada pero no casual. Un cielo teñido
de rojos como consecuencia del atardecer es uno de esos casos
Fotografía creativa en la nieve
Porque hay vida más allá de las
estaciones de esquí y los muñecos de nieve, no podíamos dejar de comentarte algunos de
los trucos y accesorios que te lo pondrán fácil a la hora de conseguir capturas
poco convencionales. Desde espiar desde la ventana hasta imaginar el más
original de los encuadres, esta es nuestra lista.
Vira al blanco y negro
Si deseas lograr un efecto
melancólico, atemporal y/o reducir el ruido de fondo de tu fotografía, vira
a la escala de grises y juega con la luminosidad y el contraste. No te
excedas incrementando la primera, podrías deshacerte de todos los detalles
ocultos.
En el caso de los retratos,
la imagen será mucho más expresiva, pues esta técnica permite al fotógrafo
centrarse en la forma y la composición, descartando momentáneamente los
colores. Aprovecha los días nublados, idóneos para crear una atmósfera
atemporal y dramática.
Juega con las sombras
Fíjate en la manera que incide el sol
sobre los objetos, en las marcas invisibles que estos reflejan en
el suelo y trata de confeccionar una imagen a su medida. Presta atención a la
dirección de estos contornos y coloca un objeto que mire en la misma. Por
ejemplo, ubica a una modelo y aprovecha la ondulación de sus mechones al viento
para combinarlos con el sentido que toman las hojas de los árboles y las marcas
que dejan en el terreno.
Si no quieres complicarte, siempre
puedes optar por el dibujo que dejan las vallas, trineos y otros elementos
típicos de esta clase de entornos. Trata de desconcertar a tus espectadores
prescindiendo del objeto que forma esas sombras.
Utiliza los destellos (bokeh)
Sírvete de los hilillos de luz que se
cuelan entre la vegetación, de su dibujos y trazos imposibles, de
los reflejos que crea al incidir sobre el blanqueado suelo, en el tronco de los
árboles, las hojas de las plantas. Si te encuentras en una estación de esquí y
está anocheciendo, marca la diferencia con una imagen que destaque la
diferencia entre lo industrial (las luces de la civilización a lo lejos) y el
limpio paisaje desierto (en primer plano).
No te olvides de la magia de la
niebla, que difuminará estos destellos, dispersando la luz en otras
direcciones que jamás habrías sospechado. Captúrala y no te dejes abrumar.
Busca encuadres y efectos distintos
Colocar tus gafas de sol delante del
objetivo dará como resultado una imagen similar a las más nostálgicas de
Instagram. Busca también los planos tomados desde el suelo (si
es necesario, mete la cámara dentro de un vaso, un recipiente grande de cristal
transparente o similares).
La condensación de las ventanas,
las gotas sobre el vidrio húmedo constituyen grandes aliados para conseguir ese
efecto “espía”, de mirar sin ser visto, tan típico de la cineasta Isabel
Coixet. Por otra parte, fotografiar a un muñeco de nieve desde abajo, creará la
sensación de que es mucho más grande.
Aprovecha las texturas y combina los colores
Si bien sacarle partido a las texturas
de la nieve no resulta sencillo, lo cierto es que conseguir la textura perfecta
nos abre un mundo de posibilidades. De hecho, un mero plano de detalle de un
agujero en la blanca superficie, de la marca de una gota sobre la suave pátina,
del surco que un pájaro despistado ha trazado con sus patitas, puede bastar
para lograr un resultado magnífico y conmovedor.
El hielo, los copos recién caídos, la
lluvia y las hojas manchadas en movimiento son otros de los elementos que
podrás combinar para dejar a un lado los paisajes planos y las más aburridas de
las imágenes.
Alterna la blancura de la nieve con
colores intensos como el rojo y/o el verde. Simular unas gotas de sangre, dejar un
limpio, fresco y desconcertante brote sobre la suave capa, y valerse del
aterciopelado pelaje de un gato negro constituyen algunas ideas para alcanzar
la belleza.
La oportunidad de las cámaras de acción
No podían faltar las cámaras de acción
en este apartado, unos dispositivos que han tomado las riendas de la fotografía
deportiva durante los últimos años. Algo que no nos sorprende dada su capacidad
de tomar capturas subjetivas y recrear la experiencia del
atleta. Si eres un apasionado del esquí, deberías escoger una que permitiese
regular la exposición y otros parámetros referidos.
Cuidado de la cámara y otras cuestiones
Al margen de los anteriores consejos, no
puedes perder de vista el cuidado de la cámara que, como consecuencia
de la particulares condiciones climáticas, quedará expuesta no
solo a las bajas temperaturas, sino también a los cambios bruscos. Una cuestión
que repercutirá directamente en la batería, entre otros. Tampoco debes descuidar
tu equipamiento, imprescindible para prevenir accidentes. Pero centrémonos en
cada uno de estos aspectos:
Baterías
Como decíamos, el frío atenúa la
duración de la batería, que debe hacer un esfuerzo adicional para funcionar
normalmente; sé previsor y llévate algunas de repuesto si trabajas con una
réflex. En caso de que se te olviden, evita disparar como si de una
ametralladora se tratase; merece la pena que continúes cuidando el encuadre y
reduzcas el número de capturas. Si, por el contrario, usas la cámara de tu
móvil, una externa valdrá. No olvides consultar los mAh antes de adquirirla.
Otro truco para alargar la vida de la
misma en situaciones parecidas es evitar el zoom automático y el
flash, a no ser que se trate de elementos externos al cuerpo. Respecto al
primero, no pierdas de vista que la mayoría de acercamientos o alejamientos de
este tipo implican el movimiento del objetivo, un mecanismo que “chupa” carga.
Para compensar la falta de luz, por otra parte, escoge sensibilidades menores.
Configurar el intervalo que tarda el
dispositivo en entrar en el modo reposo, apagar la pantalla a favor del visor
óptico, desactivar el sistema de enfoque automático y las conexiones
inalámbricas de la cámara son otras sencillas acciones que te ayudarán a
preservar la batería durante más tiempo.
Fundas y protecciones
Hazte con una mochila que preserve tus
dispositivos de las caídas y las inclemencias climáticas. No puede faltar una funda
impermeable para la cámara o, en su defecto, una bolsa de plástico
herméticamente sellada, que evitarán que la humedad penetre en tu herramienta
de trabajo.
Trípode
Usar el trípode con nieve no parece
tarea fácil. Sus patitas su hunden sobre la blanca y poco sólida superficie,
ladeando los horizontes y dejando a un lado la estabilidad que les caracteriza.
Además, es bastante frecuente acabar perdiendo las puntas de goma (algo que no
nos sorprende si valoramos la contracción en el volumen de los metales que
ocasiona el frío). Dado que estos recambios no son precisamente baratos, usa
unas conteras de silla de manera provisional.
En todo caso, resulta preferible que
adquieras un trípode con pies todoterreno, con calzos de nieve
incorporados, unos discos anchos de caucho que favorecen la adherencia a
toda clase de suelos. Si posee un nivel de burbuja, que te permita comprobar la
alineación, tanto mejor.
Ropa y calzado
Por desgracia, llevar a cabo capturas en
esta clase de entornos puede aparejar resbalones, caídas y otros
problemas de índole similar que, por fortuna, es posible prevenir con el
calzado y la ropa adecuados.
La clave reside en vestirte con
varias capas, preferentemente de tejidos que conserven el calor y permitan
la transpiración; un tipo de prenda que encontrarás en prácticamente cualquier
tienda especializada en deportes por un precio asequible.
Decántate por unos botines o botas
impermeables específicas, con suela de goma agujereada o similares –procura que
los orificios no sean demasiado grandes para evitar la adhesión de partículas
del terreno- y opta por una caña que suba por encima de los pantalones
impidiendo la entrada de la nieve, incluso en zonas en la que su nivel alcanza
alturas insospechadas. No escatimes en gastos, un costalazo no solo podría
costarte el equipo fotográfico sino también una grave lesión.
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