viernes, 21 de noviembre de 2025

DEL CARRETE AL PÍXEL (Lucía Valeros Martins)

En plena era digital, donde las cámaras ofrecen resoluciones y velocidades sin pretendes, el auge del formato analógico pues parecer una paradoja. Sin embargo, cada vez más fotógrafos redescubren el valor del carrete, no por nostalgia, sino por la experiencia creativa que ofrece un proceso mas consciente y artesanal.

El número limitado de exposiciones obliga a pensar antes de disparar. Esta restricción fomenta la composición cuidadosa, la atención a la luz y la toma de decisiones precisas. La fotografía analógica enseña disciplina visual y técnica. Ajustar la exposición correctamente te ayuda a previsualizar el resultado y aceptar la imperfección como parte del proceso.

El grano de filme, la latitud tonal y la respuesta cromática son cualidades que el sensor digital aun no reproduce completamente. Películas como Kodak Portra 400 o Ilford HP5 ofrecen una textura orgánica que aporta carácter y autenticidad a la imagen. Además, el revelado químico permite un control artístico único sobre el resultado final. 

Revelar un carrete o ampliar una copia en el laboratorio proporciona una comprensión profunda de la luz y la exposición. Incluso para fotógrafos digitales, practicar con película puede mejorar la precisión y la paciencia al momento de disparar.

La fotografía analógica no compite con la digital, la complementa. El carrete nos recuerda que cada imagen merece tiempo, intención y significado.

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“No hay nada peor que la imagen nítida de un concepto difuso”. ANSEL ADAMS

El Maestro aparece cuando el alumno está preparado.

“Entre las muchas formas de combatir la nada, una de las mejores es hacer fotografías.” JULIO CORTAZAR

Tus primeras 10.000 fotos serán tus peores fotos.
Henri Cartier-Bresson

“Si tus fotografías no son lo suficientemente buenas es porque no estás lo suficientemente cerca.” Robert Capa.”

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