El noruego Åsmund Keilen se ha alzado con el Nature Photographer of the Year 2025 gracias a una imagen tan inesperada como poética. Lo curioso es que la fotografía premiada nació de un accidente muy tonto: un vaso de café que dejó olvidado sobre el techo de su coche. Al arrancar, la taza volcó, pero por casualidad el líquido permaneció en el techo. Al acercarse para recogerlo, Keilen descubrió que unas semillas de abedul de color naranja habían caído sobre el metal azul del coche. Con la luz del sol reflejándose en ese pequeño caos, capturó una imagen mágica que tituló “Sundance”, compuesta mediante varias exposiciones para recrear esa sensación entre lo real y lo onírico.
Además del premio principal, Keilen también ganó la categoría de Aves en un certamen que este año superó los 24.700 participantes de 96 países.
Esta historia es un recordatorio de que en la fotografía no todo está planificado: a veces, las imágenes más bellas nacen de la casualidad. El gesto tan cotidiano de dejar un café sobre el techo del coche se transformó en un instante de conexión con la naturaleza, cuando los elementos más simples (las semillas, el sol, el reflejo) se alinearon para crear algo casi etéreo.
Keilen demuestra que su visión como fotógrafo no es solo técnica, sino profundamente sensible: no solo ve la naturaleza, sino que percibe sus momentos fugaces de belleza en lo diario. Al usar múltiples exposiciones, no intenta simplemente documentar lo que vio, sino traducir lo que sintió, como si pintara con luz. Su victoria también subraya una enseñanza poderosa: la creatividad fotográfica no siempre parte de grandes viajes o escenarios espectaculares. A veces, basta con abrir los ojos y prestar atención a lo que parece mundano.
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